El barco que se ha hundido

En la vida, todos hemos tenido un “barco” que se ha hundido: un sueño, un proyecto, una relación, una etapa. Y aunque al principio parezca pérdida y vacío, con el tiempo comprendemos que el hundimiento no era el final, sino el inicio de una nueva travesía. No te aferres al barco que se fue al fondo del mar… aférrate a lo que aún tienes en tus manos: la vida, la fe, la esperanza y la capacidad de construir de nuevo.

REFLEXIONES DE VIDA

Eduardo Núñez

8/25/20252 min read

Un viejo barco navegaba por mares desconocidos. Sus maderas estaban gastadas, pero aún guardaban la memoria de miles de viajes. Una tormenta llegó sin aviso: los vientos rugieron, las olas golpearon sin piedad y el barco, poco a poco, comenzó a hundirse.

La tripulación entró en pánico; algunos lloraban, otros se culpaban entre sí. Pero en medio del caos, el capitán se puso de pie y dijo con voz firme:

—El barco se hunde, sí… pero nosotros no. Un barco puede ser reemplazado, la vida no. Y sobre todo, nunca se hunde la esperanza.

Los marineros se lanzaron al mar aferrados a maderas, remos y pedazos de vela. Días después, muchos llegaron a la orilla de una isla. Habían perdido su barco, pero habían salvado lo más valioso: sus vidas, su unión, y la certeza de que cada final abre un nuevo comienzo.

El barco que se hundió no fue una derrota, sino la oportunidad de construir algo nuevo. Y así lo hicieron: con las maderas que flotaban, levantaron un refugio. Con los remos, hicieron herramientas. Con el recuerdo de la tormenta, aprendieron a no temerle al mar, sino a navegarlo con más sabiduría.

Reflexión:
En la vida, todos hemos tenido un “barco” que se ha hundido: un sueño, un proyecto, una relación, una etapa. Y aunque al principio parezca pérdida y vacío, con el tiempo comprendemos que el hundimiento no era el final, sino el inicio de una nueva travesía.
No te aferres al barco que se fue al fondo del mar… aférrate a lo que aún tienes en tus manos: la vida, la fe, la esperanza y la capacidad de construir de nuevo.


Recuerda: lo que se hunde nunca es tu espíritu, siempre y cuando decidas seguir navegando.

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