El espejo
La enseñanza es clara: lo que reflejas hacia ti mismo es lo que proyectas al mundo. Si te ves con enojo, con rencor o con tristeza, eso es lo que regresas; pero si eliges sonreír, el mundo entero empieza a devolverte esa luz. Al final, no es el espejo quien debe cambiar, sino la mirada con la que decides observarte.
REFLEXIONES DE VIDA
Eduardo Núñez
9/11/20251 min read
Había un hombre que, cada mañana, pasaba de prisa frente al espejo del pasillo de su casa. Un día, al detenerse de golpe, se miró fijamente y, con tono molesto, le dijo:
—¿Qué me ves?
El espejo, mudo, le devolvía la misma expresión: arrugada, cansada, sin brillo. Entonces, como un susurro en su mente, comprendió: “No es el espejo el que me devuelve el enojo, soy yo mismo. Si no soy capaz de sonreírme, ¿cómo espero que la vida me devuelva alegría?”
Ese instante se convirtió en un parteaguas. Decidió probar algo: sonrió al espejo, aunque fuese una sonrisa tímida y forzada. Para su sorpresa, el reflejo también sonrió. Descubrió entonces que el espejo no es más que un mensajero de lo que llevamos dentro.
Con los días, aquella costumbre lo transformó. Cada mañana repetía el gesto de regalarse una sonrisa frente al espejo, y poco a poco esa sonrisa comenzó a colarse en su trato con los demás, en sus palabras, en su manera de caminar por la vida.
La enseñanza es clara: lo que reflejas hacia ti mismo es lo que proyectas al mundo. Si te ves con enojo, con rencor o con tristeza, eso es lo que regresas; pero si eliges sonreír, el mundo entero empieza a devolverte esa luz.
Al final, no es el espejo quien debe cambiar, sino la mirada con la que decides observarte.
Esta reflexión la puedes leer también en mi espacio personal www.eduardocontigo.net, donde cada historia busca acompañarte en tu camino y recordarte que todo cambio comienza desde adentro. Te invito a visitarlo, quizá ahí encuentres la chispa que necesitas para sonreír hoy.