El tesoro perdido
Muchas veces buscamos afuera lo que en realidad hemos llevado siempre dentro. El tesoro perdido no está bajo tierra, sino en nuestra capacidad de amar, de crear y de ser nosotros mismos sin miedo.
REFLEXIONES DE VIDA
Eduardo Núñez
10/29/20251 min read


Cuentan que en un pequeño pueblo costero, un anciano marinero solía hablar de un tesoro escondido. Decía que no estaba enterrado en la arena ni guardado en un cofre con candado, sino en un lugar mucho más profundo. Los jóvenes lo escuchaban con incredulidad, algunos reían, otros soñaban con encontrarlo y hacerse ricos.
Un día, un muchacho cansado de la rutina, decidió seguir las pistas del viejo. Caminó por senderos, cruzó montañas y navegó por ríos, convencido de que la fortuna estaba en algún rincón secreto. Pasaron los años y nada halló. Agotado, regresó al pueblo con las manos vacías.
Al ver su desánimo, el marinero lo miró a los ojos y le dijo:
—Te equivocaste en la dirección, muchacho. El tesoro no está fuera, sino dentro de ti. Lo perdiste el día que dejaste de creer en lo que podías dar, cuando pensaste que el valor estaba en el oro y no en tu propio corazón.
El joven comprendió que el verdadero tesoro era su tiempo, su fe, sus talentos, y que lo había descuidado buscando lo que nunca se perdió. Desde entonces, empezó a cuidar sus dones, a compartir con los demás, y poco a poco descubrió que la riqueza más grande era vivir con propósito.
Reflexión:
Muchas veces buscamos afuera lo que en realidad hemos llevado siempre dentro. El tesoro perdido no está bajo tierra, sino en nuestra capacidad de amar, de crear y de ser nosotros mismos sin miedo.
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