El trineo que no existe

A veces el mundo nos hace olvidar lo esencial: La magia no está en los cuentos… está en la gente. El trineo existe cada vez que un corazón decide hacer el bien sin esperar nada. Solo vuela donde hay fe, bondad y esperanza. Solo vuela donde alguien decide creer.

REFLEXIONES DE VIDAINSPIRACIONES

Eduardo Núñez

11/27/20252 min read

Dicen que el trineo de Santa no existe…
Que son cuentos para dormir niños…
que los renos no vuelan y que la magia es solo una palabra bonita para envolver la rutina.
Eso dicen.

Pero cada 24 de diciembre, cuando el frío se pega a las ventanas y la ciudad se queda en silencio, hay un momento—apenas unos segundos—en que todo se detiene.
Es ahí cuando surge la pregunta que pocos reconocen:
¿Y si sí existiera… pero de otra forma?

Había un niño llamado Mateo que ya había crecido demasiado rápido. Tenía once años y decía que ya no creía en Santa porque “los adultos siempre dicen la verdad”. Aquella noche de Navidad se acostó temprano, convencido de que el trineo era un invento… como tantos sueños que había dejado ir.

Pero su abuelo, un hombre de mirada cansada y corazón terco, se sentó a su lado y le dijo en voz bajita:

—Hijo, el trineo no existe… si tú no le das permiso de existir.

Mateo lo miró confundido, y el abuelo continuó:

—El trineo de Santa no es madera ni campanitas… es cada gesto bueno que hacemos sin que nadie nos vea. Es cuando compartes tu juguete, cuando perdonas, cuando abrazas sin que te lo pidan. Cada vez que haces algo así, hijo… un reno echa a volar.

Aquella noche, mientras el sueño lo vencía, Mateo escuchó un sonido lejano. No eran campanas… pero parecían.
Tal vez era el viento.
O tal vez era la magia a la que por fin le abrió la puerta.

Porque hay regalos que no se envuelven…
hay milagros que no se ven…
y hay trineos que solo vuelan cuando alguien decide creer otra vez.

A veces el mundo nos hace olvidar lo esencial:
La magia no está en los cuentos… está en la gente.
El trineo existe cada vez que un corazón decide hacer el bien sin esperar nada.
Solo vuela donde hay fe, bondad y esperanza.
Solo vuela donde alguien decide creer.

Esta y otras historias las encontrarás en www.eduardocontigo.net, un espacio para recordar que aún hay magia en las pequeñas cosas. Te invito a descubrir, sentir y compartir.