La lámpara encendida

Nunca subestimes el poder de tus pequeños gestos. Una palabra de aliento, una sonrisa, un abrazo, incluso una simple llamada… pueden ser la lámpara que alguien necesita para no perderse en su propia oscuridad. Hoy, sé luz para alguien más.

REFLEXIONES DE VIDA

Eduardo Núñez

9/3/20251 min read

shallow focus photography of pendant lamp
shallow focus photography of pendant lamp

Un anciano solía dejar una lámpara de aceite encendida cada noche en la ventana de su casa. Todos en el pueblo se preguntaban por qué lo hacía: “¿Acaso tiene miedo a la oscuridad?”, murmuraban algunos.

Un día, un joven curioso se acercó y le preguntó directamente:
—Abuelo, ¿por qué desperdicia aceite en una lámpara que nadie usa?

El hombre sonrió y respondió con calma:
—No la dejo para mí… la dejo para quien camine en la oscuridad. Tal vez alguien se pierda en la noche, tal vez alguien necesite una señal para no rendirse. Esa luz puede ser pequeña… pero puede salvar a quien la vea.

El joven guardó silencio. Aquella noche, mientras regresaba a su casa, la lámpara brillaba en lo alto. Y en su corazón entendió la lección: a veces los actos más sencillos, los que parecen no tener importancia, son los que más pueden cambiar la vida de alguien.

Nunca subestimes el poder de tus pequeños gestos. Una palabra de aliento, una sonrisa, un abrazo, incluso una simple llamada… pueden ser la lámpara que alguien necesita para no perderse en su propia oscuridad.

Hoy, sé luz para alguien más.

Más historias en www.eduardocontigo.net - sígueme en Facebook como Eduardo Contigo en vivo