Te recuerdo con el corazón
Porque los que amamos, no mueren. Solo cambian de habitación. Y desde allá, siguen cuidándonos con el mismo amor de siempre.
REFLEXIONES DE VIDAINSPIRACIONES
Eduardo Núñez
10/31/20252 min read


Dicen que el alma de los que amamos nunca se va del todo… que se queda ahí, entre las paredes donde reímos juntos, en los aromas que perfumaron los días y en los silencios que hoy pesan más que nunca.
Ya se acerca el Día de Muertos, y desde hace días siento algo distinto en el aire.
Anoche, mientras ordenaba unas fotografías, encontré una tuya. Sonreías con esa paz que solo tú sabías tener.
La miré largo rato… y fue como si me hablaras sin decir palabra.
Esta mañana, mientras preparaba el desayuno, escuché un pequeño ruido en la cocina.
Era el sonido del cucharón chocando contra la olla, como cuando tú revolvías el café o cocinabas tu guiso favorito.
Me quedé inmóvil.
No sé si fue mi mente, o si de verdad eras tú…
pero te juro que por un instante sentí tu presencia tan viva, tan cercana, que el corazón me tembló.
Dicen que cuando uno extraña mucho, los recuerdos se vuelven ecos.
Y que los ecos, a veces, son susurros del alma.
Quizá fue eso.
O quizá fue que tú decidiste venir a verme, como cada año, cuando el mundo se viste de flores de cempasúchil y las velas iluminan los caminos del regreso.
Abrí la ventana y el viento trajo ese aroma a pan recién hecho, el mismo que llenaba la casa cuando tú decías:
“Ven, siéntate conmigo, el café está listo.”
Y ahí me quedé, hablando al aire, sonriendo con lágrimas, contándote todo lo que ha pasado desde que te fuiste…
como si el tiempo no existiera, como si la muerte no pudiera con tanto amor.
Este Día de Muertos, pondré tu fotografía junto a una vela y un plato de lo que más te gustaba.
No por tristeza, sino por gratitud.
Porque tu paso por mi vida fue tan grande, que ni la eternidad puede borrarlo.
Y si esta noche te escucho otra vez en la cocina, no tendré miedo.
Solo cerraré los ojos y diré bajito:
“Sí, ya sé que estás aquí… y qué bueno que viniste.”
✨
Porque los que amamos, no mueren.
Solo cambian de habitación.
Y desde allá, siguen cuidándonos con el mismo amor de siempre.
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