Reflexiones
Reflexión de hoy: El cansancio de mi Padre
Hijo, el día que esté viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y compréndeme. Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme los zapatos, recuerda las horas que pasé enseñándote a hacer las mismas cosas.
Mi padre, luces cansado pero con tu mirada aún fuerte me dices que el camino no es por ahí y corriges mi destino.
Déjame a abrazarte hoy y todos los días. No importa que repitas y repitas la misma historia, yo te escucharé, no interrumpiré tu lento hablar. Aprovecharé para decirte lo mucho que te amo y lo mucho que te admiro. Agradecerte lo que me has dado y pedirte perdón por las veces que te he ofendido.
Recuerdo las historias que me contabas para dormir y con que calma lo hacías, hoy tendré esa calma para entenderte y escucharte. Se que el tiempo pasa y agradezco tu sacrificio a través de los años para llegar a ser lo que soy.
Hijo, cuando haga mis necesidades frente a otros no me avergüences no tengo culpa de ello, no puedo controlarlo. Piensa cuantas veces te ayude de niño pacientemente.
No me reproches porque no quiera bañarme; ni me regañes por ello. Recuerda cuando te perseguía y los mil pretextos que inventaba para hacerte más agradable tu aseo.
No te preocupes padre, te acepto si ahora el niño eres tú. Déjame abrazarte y llenarte besos, sanar las heridas pues el tiempo avanza y siempre te estaré agradecido.
Hijo, cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas que tú sabes y que ya no podre entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con una sonrisa burlona o tu indiferencia.
Siempre participe en la educación que hoy tienes para enfrentar la vida tan bien como lo haces, y si fallan las piernas por estar cansadas, dame una mano tierna para apoyarme como lo hice yo cuando empezaste a caminar con tus débiles piernitas, no te sientas triste o impotente por cómo me ves dame tu corazón, compréndeme.
Se que hay cosas del mundo moderno que no entiendes y no te preocupes que yo puedo ayudarte mi viejo, de ti siempre aprendí cosas maravillosas para construir mi propio mundo y tu eres un pilar importante de esta mi construcción. Ahora déjame ayudarte, apóyate en mi y sigamos avanzando juntos.
De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, acompáñame a terminar el mío, dame amor y paciencia que yo te volveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti; piensa que con el paso que me adelanto a dar estaré construyendo para ti otra ruta de amor en otro tiempo.
No te vayas nunca mi viejo, quiero seguir sintiendo tu apoyo y tu fuerza a mi lado, como los dos grandes camaradas que hemos sido, dame la mano y no te vayas. Aunque mi voz haya cambiado de tono, y mis actos de niño hayan quedado atrás, aquí dentro sigue este niño que necesita de tu cariño y de tu amor.
Y si un día, Dios pide que tú mi ángel, mi padre, regreses a su lado, te pido perdón si acaso te ofendí. Abrázame padre, quiero grabar todo en mi corazón y sentirte siempre cerca de mi.
Mi padre, luces cansado pero con tu mirada aún fuerte me dices que el camino no es por ahí y corriges mi destino.
Déjame a abrazarte hoy y todos los días. No importa que repitas y repitas la misma historia, yo te escucharé, no interrumpiré tu lento hablar. Aprovecharé para decirte lo mucho que te amo y lo mucho que te admiro. Agradecerte lo que me has dado y pedirte perdón por las veces que te he ofendido.
Recuerdo las historias que me contabas para dormir y con que calma lo hacías, hoy tendré esa calma para entenderte y escucharte. Se que el tiempo pasa y agradezco tu sacrificio a través de los años para llegar a ser lo que soy.
Hijo, cuando haga mis necesidades frente a otros no me avergüences no tengo culpa de ello, no puedo controlarlo. Piensa cuantas veces te ayude de niño pacientemente.
No me reproches porque no quiera bañarme; ni me regañes por ello. Recuerda cuando te perseguía y los mil pretextos que inventaba para hacerte más agradable tu aseo.
No te preocupes padre, te acepto si ahora el niño eres tú. Déjame abrazarte y llenarte besos, sanar las heridas pues el tiempo avanza y siempre te estaré agradecido.
Hijo, cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas que tú sabes y que ya no podre entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con una sonrisa burlona o tu indiferencia.
Siempre participe en la educación que hoy tienes para enfrentar la vida tan bien como lo haces, y si fallan las piernas por estar cansadas, dame una mano tierna para apoyarme como lo hice yo cuando empezaste a caminar con tus débiles piernitas, no te sientas triste o impotente por cómo me ves dame tu corazón, compréndeme.
Se que hay cosas del mundo moderno que no entiendes y no te preocupes que yo puedo ayudarte mi viejo, de ti siempre aprendí cosas maravillosas para construir mi propio mundo y tu eres un pilar importante de esta mi construcción. Ahora déjame ayudarte, apóyate en mi y sigamos avanzando juntos.
De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, acompáñame a terminar el mío, dame amor y paciencia que yo te volveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti; piensa que con el paso que me adelanto a dar estaré construyendo para ti otra ruta de amor en otro tiempo.
No te vayas nunca mi viejo, quiero seguir sintiendo tu apoyo y tu fuerza a mi lado, como los dos grandes camaradas que hemos sido, dame la mano y no te vayas. Aunque mi voz haya cambiado de tono, y mis actos de niño hayan quedado atrás, aquí dentro sigue este niño que necesita de tu cariño y de tu amor.
Y si un día, Dios pide que tú mi ángel, mi padre, regreses a su lado, te pido perdón si acaso te ofendí. Abrázame padre, quiero grabar todo en mi corazón y sentirte siempre cerca de mi.
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