VISITA A LOS SIETE TEMPLOS EN LA NOCHE DEL JUEVES SANTO



 En este Jueves Santo, si prefieres quedarte en casa puedes hacerlo y aunque no podemos visitar físicamente a Jesús reservado en la Eucaristía, si vamos a hacerlo desde la oración y el corazón. 

 Te propongo que pongas nombre a cada una de las Iglesias que quieras visitar: la de tu pueblo, donde te bautizaron, donde hiciste la primera comunión… 

Esta visita a los siete templos acrecienta nuestra unión con Cristo, nos permite acompañarlo en los momentos que recorrió al iniciar su pasión: la soledad, la vergüenza e infamia que vivió nuestro Salvador la viviremos hoy con Él al recorrer los siete lugares a los que fue llevado en todo el proceso de su entrega voluntaria por amor a nosotros. 

 Nos unimos a Jesús en su pasión y muerte y así nos unimos también a su resurrección.

PRIMERA VISITA Del cenáculo a Getsemaní Jesús tomado preso y llevado ante Anás. (Jn 18,1-14)

Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. 

Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. 

Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. 

Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis?

 Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. 

Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. 

Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno

Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. 

Y el siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. 

Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo. - Alabado sea el Santisimo Sacramento del Altar - Sea por siempre bendito y alabado 

Señor mío Jesucristo: Tú dijiste: ”Yo Soy el Pan de Vida, que ha bajado del cielo. Si alguno come de este Pan vivirá eternamente, y el Pan que Yo les daré es mi carne… el que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y Yo lo resucitaré en el último día”. (Jn.6, 47-54). 

Petición: Que valore la Comunión, que no sea un momento más en mi día. 

Se reza el Padre Nuestro


SEGUNDA VISITA Comienza el juicio nocturno ante Caifás. (Mt. 26, 57- 68)

Los que habían arrestado a Jesús lo llevaron ante Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los maestros de la ley y los ancianos. Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote. Entró y se sentó con los guardias para ver en qué terminaba aquello. 

Los jefes de los sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban alguna prueba falsa contra Jesús para poder condenarlo a muerte. Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos. Por fin se presentaron dos, que declararon: 

—Este hombre dijo: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días”. 

Poniéndose en pie, el sumo sacerdote le dijo a Jesús: —¿No vas a responder? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra? 

Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió

—Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios. 

—Tú lo has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante verán ustedes al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del cielo. 

—¡Ha blasfemado! —exclamó el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras

—. ¿Para qué necesitamos más testigos? ¡Miren, ustedes mismos han oído la blasfemia! ¿Qué piensan de esto? 

—Merece la muerte —le contestaron. Entonces algunos le escupieron en el rostro y le dieron puñetazos. Otros lo abofeteaban y decían: 

—A ver, Cristo, ¡adivina quién te pegó! - Alabado sea el Santisimo Sacramento del Altar - Sea por siempre bendito y alabado Señor mío: 

La víspera de darme la mayor muestra de amor muriendo en la Cruz, quisiste dejarme tu Cuerpo y tu Sangre en un Sacramento para estar presente en mi vida, vengo a agradecerte este inmenso regalo que ni los ángeles han recibido y pedirte me concedas contemplarte cara a cara por toda la eternidad en el cielo. Gracias por entregarte por mí. Petición: 

Que busque momentos de Adoración a Jesús en la Eucaristía. 

Se reza el Padre Nuestro 




TERCERA VISITA Jesús ante el Sanedrín. (Lc. 22, 66-71) 

Cuando era de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio, diciendo: 

¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeréis; y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis. 

Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios. 

Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? 

Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy. Entonces ellos dijeron: 

¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca. 

- Alabado sea el Santisimo Sacramento del Altar

- Sea por siempre bendito y alabado Señor mío Jesucristo: 

Creo firmemente que la Eucaristía es el sacrificio del Calvario, que te haces presente en nuestros altares. 

Creo firmemente que el pan y el vino se convierten en tu Cuerpo y en tu Sangre bajo las palabras de consagración de nuestros sacerdotes que te representan a Ti. Petición: 

Que esté atento al momento de la Consagración en la Misa. 

Se reza el Padre Nuestro


CUARTA VISITA Jesús ante Pilato. (Jn.18, 28-38)

Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. 

Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? 

Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. 

Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir. 

Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: 

¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? 

Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. 

¿Qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. 

Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: 

Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. 

Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: 

Yo no hallo en él ningún delito.

 - Alabado sea el Santisimo Sacramento del Altar - Sea por siempre bendito y alabado.

Señor Jesús: Que en la Eucaristía permaneces con una presencia real para ser alimento nuestro, quiero agradecerte el Sacramento del Orden Sacerdotal que instituiste el Jueves Santo, transmitiéndolo a tus apóstoles y a sus sucesores hasta el fin de los siglos. 

Petición: Por todos los sacerdotes, especialmente por los que conozco. 

Se reza el Padre Nuestro


QUINTA VISITA Jesús ante Herodes (Lc. 3, 5-12)

Todo valle será rellenado, y todo monte y colina será nivelado. 

Los caminos torcidos serán enderezados, las sendas dispares serán allanadas, y todos verán la salvación de Dios.» A las multitudes que acudían para ser bautizadas, Juan les decía: «¡Generación de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera? 

Produzcan frutos dignos de arrepentimiento, y no comiencen a decirse: “Tenemos a Abrahán por padre”, porque yo les digo que aun de estas piedras Dios puede levantar hijos a Abrahán. 

El hacha ya está lista para derribar de raíz a los árboles; por tanto, todo árbol que no dé buen fruto será cortado y echado en el fuego.» 

La gente le preguntaba: «Entonces, ¿qué debemos hacer?» Y Juan les respondía: «El que tenga dos túnicas, comparta una con el que no tiene ninguna, y el que tenga comida, haga lo mismo.» 

- Alabado sea el Santisimo Sacramento del Altar 

- Sea por siempre bendito y alabado 

Creo Jesús: que estás presente en la Eucaristía bajo las apariencias de vino y pan. Prometo venerar tu presencia con devoción y respeto en tus Iglesias y adorarte en la Hostia Santa. Ayúdame con tu gracia a visitarte en tu Sagrario y vivir en tu gracia. 

Petición: Que nunca me separe de Ti. 

Se reza el Padre Nuestro


SEXTA VISITA Jesús de nuevo ante Pilato. (Mt. 27, 15-30)

Ahora bien, en cada fiesta, el gobernador acostumbraba soltar un preso al pueblo, el que ellos quisieran. Y tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás. 

Por lo cual, cuando ellos se reunieron, Pilato les dijo: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo? Porque él sabía que le habían entregado por envidia. 

Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó aviso, diciendo: No tengas nada que ver con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por causa de El. 

Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a Barrabás y que dieran muerte a Jesús. 

Y respondiendo, el gobernador les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos respondieron: A Barrabás. Pilato les dijo: ¿Qué haré entonces con Jesús, llamado el Cristo? Todos dijeron: ¡Sea crucificado! Y Pilato dijo: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho? 

Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! Y viendo Pilato que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: Soy inocente de la sangre de este justo; ¡allá vosotros! 

Y respondiendo todo el pueblo, dijo: ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! 

Entonces les soltó a Barrabás, pero a Jesús, después de hacerle azotar, le entregó para que fuera crucificado. 

Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al Pretorio, y reunieron alrededor de El a toda la cohorte romana. Y desnudándole, le pusieron encima un manto de escarlata. 

Y tejiendo una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su mano derecha; y arrodillándose delante de El, le hacían burla, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. 

- Alabado sea el Santisimo Sacramento del Altar 

- Sea por siempre bendito y alabado.

Jesús ante Ti traigo el peso de mis pecados. Arrepentido acudo a Ti, como mi Salvador para agradecerte todo el amor que me has tenido al dejar el Sacramento de la Confesión que me purifique y así poder recibirte en la Eucaristía. Gracias, Jesús. 

Petición: Que cuide en mí el deseo de celebrar el sacramento de la Reconciliación con frecuencia. 

Se reza el Padre Nuestro.


SÉPTIMA VISITA Jesús sentenciado a morir. (Lc. 23, 24-25)

Entonces Pilato decidió que se les concediera su petición. 

Y soltó al que ellos pedían, al que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, pero a Jesús lo entregó a la voluntad de ellos. - Alabado sea el Santisimo Sacramento del Altar 

- Sea por siempre bendito y alabado Jesús: quiero adorarte en todos los Sagrarios de la tierra, en donde estás abandonado, mientras todos pasan apresurados por las preocupaciones materiales. 

Te pido perdón por mi olvido y mi falta de correspondencia a tu amor, siempre vigilante, siempre esperándome aquí. 

Dame fuerza para que tu gracia borre mis faltas y me ayude a seguir alimentándome con tu Cuerpo y tu Sangre. 

Petición: Que en mí no falte el deseo de cuidar del Sagrario de mi parroquia o de mi Iglesia. 

Se reza el Padre Nuestro 

Terminamos rezando y meditando estas palabras de Santa Teresa de Jesús: 

Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza; Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta


Fuente: Secretariado Diocesano de Liturgia Delegación para la Nueva Evangelización


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