Uno Crece

 Imposible atravesar la vida sin que un trabajo salga mal, sin que una amistad lo decepcione, sin enfermarse, sin perder un amor, sin que un familiar fallezca, sin nunca equivocarse. Ese es el costo de vivir. Sin embargo lo importante no es lo que suceda, sino, como se reacciona. Si colecciona heridas eternamente dolorosas, vivirá como un pájaro herido incapaz de reemprender su vuelo.

Uno crece... cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe. Cuando acepta la realidad y tiene aplomo de vivirla. Cuando acepta su destino, pero tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo.

Uno crece asimilando lo que deja atrás de sí, construyendo con lo que tiene un camino hacia adelante y proyectando el porvenir. Cuando se supera, se valora, y sabe dar frutos. Cuando abre camino, asimila experiencias y ¡siembra raíces!

Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios negativos, ni prejuicios. Cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes. Cuando es fuerte por carácter, sostenido por formación, sensible por temperamento y humano por nacimiento.

Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas, recoge flores aunque tengan espinas y marca camino aunque levante polvo. Crece ayudando a sus semejantes y dándole a la vida más de lo que recibe. Cuando se planta para no retroceder. Cuando se defiende como águila para no dejar de volar, cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella, entonces... ¡Uno crece! 


Autor anónimo.

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